martes, 29 de noviembre de 2011

Días que marcan

Realmente es cierto que en la vida de uno, existen días que te dejan huella para el resto de tu vida, para lo bueno y para lo malo.


Entramos ya en Diciembre, y para mí, este mes tiene un día extremadamente especial, que me traslada al pasado pero que a la vez me permite valorar y disfrutar el presente. 
Fin de año, 31 de Diciembre, el día en el que parece que la alegría y la ilusión nos embarga a todos, esperanzados y deseosos de que el próximo año esté lleno de buenas noticias y logros personales, para mí es algo más. Un 31 de Diciembre está marcado en mi mente como el peor día de mi vida, pero a la vez, significó un cambio, me di cuenta de que aquel no era el camino.


Cenábamos con los amigos, tomamos los uvas y brindamos con cava para celebrar la llegada de un año que nos trajera felicidad y nos mantuviese unidos, pero quizás ese año fue el peor, el año en que viví un mundo paralelo, alejado más que nunca de mis seres queridos. Ese día 31 me di cuenta, quizá por primera vez, que tenía un problema, que ese no era yo. 
El trastorno alimentario se había apoderado de mi hasta convertirme en un amasijo de huesos sin sentimientos ni esperanzas. Hasta ese día, mi única preocupación estaba en los números que reflejaría esa absurda báscula cada mañana, día tras otro....y aunque el número fuese inferior a medida que pasaba el tiempo, la situación ya era incontrolable. Cada vez quería más, o mejor dicho, menos.
Miro las fotos y no me reconozco, recuerdo situaciones, y no era yo quien hablaba, era "ella" quien hablaba por mí....


Ese día 31 fue el inicio de una etapa dura. Preguntas, pruebas, resultados, analíticas, terapias, etc... se sucedían día tras día, y todavía mantengo intacto el recuerdo del olor de cada rincón de ese hospital.


Puede que sea triste tener que pasar por algo así para valorar realmente lo que tenemos, pero "gracias" a ello, he aprendido a hacerlo. Después de ver el miedo y el sufrimiento reflejado en sus ojos ese horrible día, ahora siento el fin de año como una fecha en la que reconciliarme con todos mis seres queridos. 


Disfruto con su compañía, vuelvo a sonreír, les agradezco en silencio y a mi manera todo lo que han hecho por mi. Gracias a ellos, el que podría quedar marcado como el peor día de mi vida, se ha reconvertido en un día de agradecimiento y felicidad. 
Y mientras este año volvamos a brindar y nos fundamos en abrazos, volveré a pensar, como cada año, que una parte de esa herida de aquel 31 de Diciembre ya ha cicatrizado.


Es cierto, hay días que marcan, pero de uno depende que las marcas se borren o permanezcan con él el resto de su vida.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Envidias

Muchas cosas me podrían llevar a escribir esta nueva entrada, pero últimamente veo y leo cosas que me han lanzado a dar mi humilde opinión al respecto.

Para ser sinceros, la envidia me parece uno de los sentimientos más auto destructivos e incomprensibles de nuestra sociedad. 
He tratado de ponerme en la piel de alguien envidioso, pero por más que me esfuerce, soy incapaz de empatizar con este sentimiento, quizá sea yo el raro...todo puede ser....

En una sociedad en la que parece que predominan los que más gritan, la gente empieza a perder el norte.     "Si, venga! Todos a hacernos notar! Que hablen de nosotros! Hacedme sentir importante!"    Lo siento, yo paso de esto, prefiero ser feliz en silencio y con los míos que no un infeliz con el reconocimiento de desconocidos y con el ego alojado en casa del vecino porque no cabe en la mía.

Volviendo al tema, desde mi punto de vista, la envidia tiene fácil explicación y difícil solución.
Sienten envidia aquellos que ven a otro gozando de algo que ellos desean profundamente. Ell@s quieren eso, y cual niño pequeño también quieren disfrutar de ese caramelo, pero en vez de luchar por él, se dedican a intentar destruir lo que otros han conseguido con su sudor, ya sean logros profesionales, sentimentales,etc....

Su objetivo es dañar al que consideran un "rival", mayoritariamente con métodos bastante mediocres y rastreros, escondiéndose, resultado de su complejo de inferioridad, porque al fin y al cabo, en eso está la base de la envidia. En el sentimiento de inferioridad. Uno se siente inferior, y llevado por su rabia, intenta desequilibrar al resto.

Te sientes inferior? Pues venga!! Vamos a "joder" a aquel que ha logrado su sueño!!
No, esto no funciona así. Te sientes inferior? Pues trata de centrarte en tu vida y lograr aquello que andas buscando y que otros ya han alcanzado, pero no pierdas el tiempo en dañar, porque no lo conseguirás. La felicidad que sienten aquellos que han logrado un reto es mucho mayor que la "tristeza" que puedan llegar a sentir fruto de tus ataques. Ten en cuenta que ellos lo han conseguido, tú no....tú sigues vacío e intentas saciar tu hambre con el fracaso de los demás.



Se creen dioses, porque ellos merecen más que el resto, ellos son superiores, pero dudo que lo consigan, tan solo acabaran enloqueciendo, muriendo poco a poco mientras se hunden en su miseria. Mientras ellos y su frustración invierten su tiempo en atacar, el resto lucha para seguir con sus metas. 
Unos atacan con espadas de madera, otros trabajan con herramientas y escudo de metal.
Unos viven la realidad y no les importa el que opinen aquellos que no aceptan sus logros, otros se entestan en vivir como simples eniviDIOSES, digo....envidiosos.


"La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual" Miguel de Unamuno





sábado, 26 de noviembre de 2011

Buscando mi silencio

Cada día nos resulta más difícil tener un momento para poder pensar. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, nuestra cabeza está permanentemente en marcha. Imagina, reflexiona, visualiza momentos futuros, recuerda el pasado, pero a veces me pregunto si tanta actividad no nos está privando de tener nuestro momento para la reflexión, para pensar realmente en nosotros, en lo que necesitamos y en lo que debemos hacer, con nosotros y con aquellos que queremos.






En un mundo en el que cada día vivimos rodeados de más y más ruidos y sonidos, se nos hace difícil encontrar un pequeño momento de silencio....un silencio que puede ser tan esencial como el mayor de los discursos. Un simple silencio durante una conversación, puede significar mucho más de lo que pensamos. Puede ser el instante previo a un beso, a un abrazo, puede que nuestros ojos transmitan el mayor de los "te quiero" mediante una mirada,sin necesidad de palabras, que en la mayoría de veces, carecen de sentido. 
Pero los silencios también nos descolocan...hay silencios que significan un adiós, silencios que te pueden herir , silencios que hielan, que paran el tiempo, que significan indiferencia. 
Pero yo ando buscando un silencio que me permita encontrarme, evadirme por unos minutos de todo aquello que me rodea, y que me permita ver las cosas con claridad.


Nuestra sociedad le teme al silencio, porque ello nos comporta, de algún modo, "enfrentarnos" a nosotros mismos, a afrontar aquello que durante el ajetreo diario hemos tratado de evitar. Pero todo aparece, y en el momento en que nos encontramos de frente con un silencio, empiezan a florecer todas aquellas cosas que nos tormentan, que nos preocupan, recuerdos agradables, instantes de felicidad....durante el silencio, se produce una de las mayores mezclas de sentimientos. 






Por otro lado, está la gestión de los silencios, que es fundamental. Debemos ser conscientes de que todos necesitamos nuestro momento, y que debemos respetar a nuestros amigos para que también gocen de este pequeño espacio de reflexión. Pero la tarea de saber cuando debemos dar por acabado el silencio es dificilísima. Saber cuando aquella persona necesita realizar el cambio del silencio a la palabra no está al alcance de todos. Puede que nos avancemos, que lleguemos tarde, cuando la reflexión se convierte en obsesión y en realidad distorsionada, pero hay que correr el riesgo y saber romper el silencio a tiempo.


Romper el silencio o buscarlo? Ambas cosas son necesarias, pero no hay que abusar de ninguna de las dos, porque cualquier uso indiscriminado de estas dos opciones nos puede llevar al silencio más absoluto....LA SOLEDAD.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Tres Años

Antes de que empieces a leer, no te dejes llevar por la primera impresión, esta no es una historia de amor al uso, de hecho, no es ni una historia de amor.

Si....tres años ya han pasado desde que entraste en mi vida. Tres años de extraña y amarga convivencia. Pasé de la felicidad que me proporcionabas en un inicio, al mas tremendo sufrimiento desde el día en que aquellos que me rodeaban me abrieron los ojos y me alertaron de tu peligro.
Yo vivía ajeno a todo, tan solo tenia ojos para ti, pero tu, día a día, incesante en tu labor, colándote en mi mente dia y noche conseguiste arañarme poquito a poco todo aquello que tenia...hasta el punto en que llegué a perder el sentido.

Durante estos tres años,  he tratado de olvidarte, y he convivido con la ambigüedad del miedo a reencontrarte y del deseo de volverte a ver. Sé que por mucho que me esfuerze, tu huella permanece en mí, una parte de ti todavía late en algún lugar recóndido de mi corazón, y todavía me cuesta controlarte en algunos momentos, pero estoy mas cerca de la victoria que de la derrota.
Acepto que siempre vas a estar ahí, que cada noche intentarás colarte de nuevo en mis sueños, revoloteando todo aquello que hasta hoy he conseguido, pero aprendo a convivir con ello y no me resigno.

Hace poco que has vuelto en la peor de tus vertientes. No has vuelto de forma física, has vuelto en forma de pesadilla, de martillo que golpea mi mente de forma incesante, y he perdido una gran oportunidad por culpa de tu regreso...pero pasados unos dias, no quiero hundirme por haber fracasado, quiero seguir luchando contra ti, contra mi peor enemiga, y centraré mis fuerzas en ello, porque una vez vencida, las oportunidades volverán y entonces si las podré aprovechar.

Estuve al borde del abismo cuando estabas a mi lado, pero acepta que poquito a poco te estoy venciendo a pesar de que me hundas en ciertos momentos. Soy capaz de vencerte, porque tengo las herramientas y porque en su dia ya salí de tus garras gracias a aquellos que me querian de verdad. Mis amistades son mi mayor arma.

Aquí ya no tienes sitio. Lo siento, pero si vuelves, estaré ocupado intentando ser feliz.

Adiós Anorexia, adiós Bulímia.