miércoles, 4 de enero de 2012

Cuéntame

Cuéntame como lo haces. Porque sólo tú eres capaz de que mis amaneceres se produzcan de noche y me vaya a dormir cuando el sol empieza a asomar por la ventana.

Sólo tú eres capaz de descolocarme de esta manera.
Una mirada, un beso, y se produce esa extraña sensación en la que no sabes si el tiempo se ha detenido o si las horas pasan volando. Me has vuelto a colapsar. Mezclas sensaciones como quien baraja las cartas en un juego de azar, mientras yo espero a que salga el póker.
Una vez más, lo logras, transformas lo normal en excitante, en pura droga que necesita ser consumida para calmar mi ansiedad.

Pero posees tantos recursos que hasta con los silencios consigues hechizarme, tus silencios me matan de ruido.

Me atrapas porque tu silencio es la antesala de tus dulces palabras. Y lo disfruto, sabiendo que lo romperás en el momento justo, cuando ambos lo necesitemos y volvamos a abrazarnos. Me agarro a ti y tu perfume me atrae nuevamente. Estás llena de imanes, suaves armas que rompen mi armazon. Lo sabes, y juegas con ellos con la destreza que te proporciona el sentirte segura.

Cuéntame como lo haces, porque necesito que esto sea eterno. Pero cuando lo hagas, susúrramelo al oído y envuélveme con tu dulzura hasta que me conviertas en caramelo. Ahora sí, viviré eternamente entre tus labios.

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